Rutina rota de gente anónima
la sinrazón del terror de inhumanos,
que actúan en nombre de la fe,
causando atentados en estaciones ferroviarias.
Ciento noventa y una vidas seccionadas,
ciento noventa y una historias incompletas,
ciento noventa y una almas para el recuerdo de sus familias.
En silencio, todos en el bosque del recuerdo.
La gente anónima nos debemos proteger
de los protectores del mundo,
que globalizan el odio según sus intereses,
nos roban nuestra rutina de difícil tranquilidad.
Al pasar el tiempo y volver al once de Marzo,
volver a ir a la estación del tren del horror,
nos damos cuenta de que falta el señor,
que se sentaba a nuestro lado con un libro.
Un libro inacabado, historias incompletas.
Ciento noventa y un compañeros de viaje
desaparecidos dejando asientos vacíos.
En silencio, todos en el bosque del recuerdo.