Volveré a Madrid2017-01-12T19:21:20+01:00

Volveré a Madrid, como desde hace más de quince meses vuelvo a esa ciudad que me enamoró, esa ciudad que me permitió lucir mi felicidad junto a uno de los suyos.

Volveré a Madrid como hace un año volví dos días después de los atentados para unirme a una ciudad silenciosa como nunca la había visto, triste, casi solitaria, de luto.

Volveré el once de marzo a Atocha y llegaré a Madrid en un Ave que como siempre me llevó con una ilusión en el corazón y una sonrisa en mi cara. Una estación que recibió el mayor dolor y que siempre me recibió con un ramillete de felicidad, con una sensación de paz y de llegar a casa, y que cada domingo me despedía de ella como si no volviera a verla nunca más, era el punto de separación con un corazón al que me sentía en plena sintonía, y por el que mi corazón quería latir con más fuerza. Hoy ese corazón se alejó de la sintonía, se separó de mi camino, pero su ciudad me sigue queriendo y yo le sigo mostrando mi pasión.

Cuando este once de marzo entre en ese bosque de catenarias y esos ríos de vías se que no hay nadie esperándome al final del anden, pero como hace un año sentiré el dolor de tantos corazones que hace un año perdieron algo más que un querer o un sentir, perdieron la vida.

Este once de marzo cuando llegue a Madrid no me miraré yo, no me sentiré triste por mí, pensaré en todas aquellas personas que no llegaron a Atocha aquella fatídica mañana. Por ellos estaré allí, por ellos sentiré Madrid. Por ellos todos somos un poco Madrid.

Tras el 29N2017-01-12T19:21:42+01:00

El pasado lunes 29 tuve la suerte de compartirlo con un grupo de personas que dieron una lección de dignidad en plena calle: madres, padres, hermanos y hermanas, tíos, abuelas, parejas, cuñados, . familiares en definitiva de víctimas de los atentados del 11M y personas heridas ese mismo día.

Estuvimos cerca de 12 horas, expresando y compartiendo nuestro dolor y nuestra indignación; dolor por el asesinato de personas amadas e indignación por la aparente falta de voluntad de algunos sectores de la sociedad y de algunos políticos de esclarecer lo ocurrido. Por esos dos motivos fundamentales, nos concentramos durante 12 horas ante el Congreso, en silencio. Hacía mucho frío, incluso llovió bastante, la autorización para poder aproximarnos a un lateral del Congreso tardó unas dos horas, nos pidieron la documentación y registraron nuestros nombres, pero eso no fue tan grave como la lamentable y patética actuación de un grupo de . no sé qué poner aquí, pero puedo describir al grupo: por la mañana, estas personas portaban banderas anticonstitucionales, las de España con el aguilucho, y coreaban consignas que yo interpreté como de extrema derecha por las numerosas alusiones al anterior régimen.

Sorprendentemente, no encontraron ningún impedimento para acceder a la zona de enfrente del Congreso (una zona en la que se nos había dicho que estaba prohibido manifestarse), ni vimos que se les requiriera documentación alguna. Estuvieron unas dos horas emitiendo eslóganes de apoyo al expresidente del Gobierno. Mientras, el grupo de personas afectadas por los atentados permanecía en silencio. No reaparecieron hasta las 6 de la tarde aproximadamente, aunque tal vez no fueran los mismos, pero esta vez con banderas constitucionales y banderas del PP, y también tuvieron derecho a un sitio de esos que están prohibidos frente a la puerta del Congreso. Si bien los eslóganes ya no hacían alusión al régimen perdido, sí se dirigían directamente al grupo que permanecía, aún en silencio, detrás de las vallas, bastante más alejados del edificio que ellos, es decir, los afectados. Lo que presencié aún me estremece de tristeza: en un tono festivo y dicharachero, el grupo que se identificaba como de seguidores del Sr.Aznar, danzaron, cantaron e insultaron a las madres, los padres, los hermanos y hermanas, las abuelas, . a los familiares en definitiva de personas que han sido asesinadas el 11 de marzo pasado, hace menos de 9 meses.

Les llamaron «asesinos», «terroristas», opinaron que «por qué no os mandan para Irak» . me cuesta repetir todo lo que escuché, porque me duele. Y yo no he perdido a nadie de mi familia. El grupo de afectados continuó en silencio, muchas personas llorando en silencio, si bien en dos o tres ocasiones una madre contestaba desde su desgarro y el grupito que la rodeaba la callaba con un «no respondas, no respondas, eso es lo que quieren», y la madre se callaba y les preguntaba a los que la rodeaban «pero por qué?». Yo también me pregunto por qué, aún tengo la imagen de las banderas ondeando alegremente, de las risas de ese grupo de personas que gritaban «Aznar amigo el pueblo está contigo» y acto seguido mirando en nuestra dirección «Meteos a los muertos por el culo», me pregunto qué puede estar pasando por sus escasas circunvalaciones cerebrales, por su cabeza vaya. Quiero pensar que al PP le haga reflexionar un mínimo el tener a gente así entre sus seguidores, sobre todo que esta gente también gritaba «no estamos todos, somos 10 millones» . Espero que no.

Quiero pensar también que si a cualquiera de esas personas la sentaran, en silencio, sola, frente a una de las madres que ha perdido, por ejemplo, a su hijo de 17 años, no sería capaz de aguantarle la mirada y terminaría pidiendo perdón por su pequeñez como ser humano. Quiero pensar eso. Prefiero pensar eso.

Y cuando el día 13 de diciembre esos seres con banderas se planten ante el Congreso para insultar al Sr.Zapatero, cómo van a reaccionar al ver al grupo de afectados, de nuevo en silencio, detrás de las vallas? Yo me imagino que se les cortocircuitará el cerebro, porque no encaja en el mensaje programado. a Pero ahí estarán, las madres, los padres, los hermanos y hermanas, las abuelas, . los familiares en definitiva, y los heridos, buscando una respuesta, un sentido, RESISTIENDO.

Sin ti2017-01-12T19:22:52+01:00

Mañana es tu cumpleaños. Íbamos a salir a cenar a un restaurante caro para celebrarlo. «¡Un día es un día!» solías decir tú en ocasiones como esta. Había encargado tu pastel favorito, en esa confitería tan famosa que hay a solo dos manzanas de la casa de mis padres. Un gran pastel de moka y chocolate, recubierto de nueces y almendras tostadas, coronado por veintiocho velas rojas. Mario pensaba sorprenderte con un bonito marco de madera con su foto, que yo misma le ayudé a decorar con pasta de colores, y yo había ahorrado lo suficiente para comprarte aquel reloj que mirabas embelesado, cada vez que pasábamos por el escaparate de la relojería.

Me encanta esta foto. Tú tenías veinte años y yo solo dieciocho. ¡Eramos tan jóvenes y teníamos tantos planes para el futuro! Yo estaba delgadísima y tú, tú tenías el pelo casi tan largo como el mío. Mi padre decía que eras un hippie melenudo, pero con el tiempo acabó cogiéndote cariño.

Apenas faltan unos minutos para que den las dos. Tú solías llegar a estas horas del trabajo. Mario dejaba cualquier cosa que estuviera haciendo y corría a tu encuentro, en cuanto oía girar la llave en la cerradura. Lo tomabas en brazos, y entrabais en la cocina enseñándome los morritos para que os diera un beso muy grande a cada uno. Poníais la mesa, mientras yo terminaba de servir los platos, y disfrutábamos de una sana y reconfortante comida casera, mientras tú hablabas del rutinario trabajo en la oficina, Mario de sus nuevas trastadas en el colegio y yo de los desorbitados precios de la carne y el pescado.

La comida ya está lista, pero Mario pone un cubierto menos en la mesa, después de preguntar con su media lengua, si hoy tampoco vienes a comer. Piensa que estás de viaje y sale corriendo al pasillo, cada vez que cree oír el tintineo de tus llaves, o tus pasos subiendo las escaleras.

Me siento a la mesa al lado de Mario, y observo ensimismada tu silla vacía. No tengo hambre, pero sé que debo introducir la cuchara en mi boca si quiero que Mario me imite. Ya sabes que a él solo le gustan los fideos y los macarrones y tengo que urdir mil artimañas para que coma de todo. Hoy no estoy de humor para juegos, así que opto por encender el televisor y dejo que se entretenga con los dibujos animados.

Oigo sonar el teléfono del salón. Seguro que es mamá. Desde hace una semana me llama todos los días a estas horas para preguntarme cómo estoy. – Claro que estoy bien, mamá, no te preocupes.- miento yo para tranquilizarla -. Pero ella sabe que no estoy bien y me dice que me quiere mucho, y me recuerda que debo ser fuerte, y acabamos las dos llorando.

Todo el mundo me dice que debo ser fuerte. La familia, los amigos, los vecinos, incluso gente a la que ni siquiera conozco. Pero ellos no tienen que enfrentarse cada día con la despiadada sombra de tu ausencia, con el tácito rumor de tu silencio, con el gélido espejismo de tu risa. Ellos no pueden ver ni sentir, el inmenso vacío que has dejado en mi vida.

Permanezco sentada, inmóvil, silente, como hipnotizada ante la televisión apagada. En este sofá donde tú y yo, pasamos tantas tardes viendo películas de aventuras y comiendo palomitas de microondas. Permanezco sentada, hasta que veo venir a Mario corriendo hacia mí, mirándome con cara de niño bueno, diciendo que no quiere comer más. Sabe que no puedo resistirme a esa mirada embaucadora suya que me recuerda tanto a ti, y se aprovecha de ello. Yo lo abrazo muy fuerte y dejó que vaya a jugar un rato a su habitación, antes de volver al colegio.

¡Teníamos tantos planes para el futuro! Yo soñaba con unas vacaciones en París, y tú con un BMW último modelo. Incluso habíamos pensado en tener otro hijo. Eramos felices y teníamos toda una vida por delante, o al menos eso es lo que tu y yo creíamos. Ninguno de nosotros podía imaginar que el destino truncaría nuestros sueños tan temprano, llevándose tu vida y destrozando la mía para siempre.

Mañana es tu cumpleaños. Pero tú no estarás aquí para soplar las velas ni para abrir los regalos. Tú no estarás aquí para contarme cómo te fue el día en la oficina, o de que humor andaba tu jefe. Tú no estarás aquí para abrazarme por la noche cuando sienta frío.

Tú no estarás aquí, mañana ni pasado, ni nunca. Tú no estarás aquí, porque hace una semana, tomaste ese maldito tren que se llevó tu vida, junto con la de tantas otras personas inocentes.

Toda España está de luto. Balcones, automóviles y comercios, exhiben miles de crespones negros, en muestra de solidaridad con nosotros, los familiares de las víctimas de los atentados. Personas de todas las razas y edades se congregan en las plazas y unen sus voces, al son de una multitudinaria protesta. ¡NO AL TERRORISMO! La policía, el gobierno y hasta la propia monarquía, prometen que detendrán, juzgarán y castigarán a los culpables. Pero nadie resucitará a los muertos. Nadie me devolverá el alegre sonido de tu risa, ni la reconfortante tibieza de tus manos. Mario crecerá sin padre, y yo, yo tendré que cargar para siempre con esta pena que me ahoga, con este odio que envilece mis sentidos. Yo tendré que continuar, mi vida sin ti.

Próxima estación Paraíso2017-01-12T19:23:01+01:00

Amaneció una mañana turbia, como si el cielo supiera lo que iba a acontecer.

En sus casas cada uno se preparaba para comenzar el día. Esa mañana muchos no lo sabían, pero iban a partir de viaje a un destino desconocido.

Cuando se prepararon, cada uno partió a su destino y un tiempo después las personas coincidían en los andenes de esos trenes que les llevarían a… Poco a poco los andenes se llenaron de niños, jovenes, mayores todos esperando su tren, subieron y comenzó a andar pero algo sucedio un PLUF que los sacó de la realidad y que a muchos les sumió en la oscuridad, otros pasaron directamente a una estación muy peculiar, allí les esperaba gente que había partido antes y les acogieron con cariño. Les explicaron que ese viaje lo habían hecho solo unos pocos, porque alguien asi lo decidió por ellos y los

que no accedieron a este viaje quedaron maltrechos en la otra estación.

Los que marcharon pensaban en los que quedaron, en el sufrimiento que iban

a padecer, entonces dulcemente les explicaron que cierto era, que lo pasarían

mal pero que con el cariño y la fuerza de los que les rodean se aliviarían poco

a poco, aunque necesitarían tiempo muchísimo tiempo para superar que alguien decidiera por ellos que su proximo destino era PARAÍSO.

Para las personas que tienen a alguien en la estaciòn paraiso.

No se olvida2017-01-12T19:23:09+01:00

Yo también quiero poder escribir los versos más tristes esta noche, pero hoy los versos caen afilados en el alma. Aun escuecen las heridas a pesar del tiempo, que según dicen, todo lo cura. Anoto esto en silencio, mucho silencio, hoy no puede ser de otra manera. No haré nada durante este día más que callar. Cualquier otro sería idóneo para escribir versos tristes menos hoy. Hoy no. No. Y siguen doliendo los aniversarios. Ni siquiera es jueves, sino sábado. Porque debieron haber eliminado el día de hoy de todos los calendarios, y que el 11 de marzo fuese solo un producto de nuestra memoria.

Por la urbe transita la desilusión, pasos sin rumbo, miradas perdidas, ilusiones rotas. El gris del cemento se funde con el plomo del cielo y el frío de la tarde con el de la muerte. Mil imágenes repetidas golpean mi coherencia. Las certezas caen, ruedan por las baldosas rotas, el gigantesco pie de la realidad las pisa, las hace añicos.

Camino sin rumbo cierto, deslizo mi última mirada al horizonte pero ya no existe. No hay nadie, todos se fueron, sólo queda el aire enrarecido de una ciudad que ya no existe; capital fantasma, país en pena, miles de recuerdos. Y yo, la de entonces, no soy la misma.

Madrid, 11 de marzo de 20042017-01-12T19:23:18+01:00

Dados los acontecimientos del mes pasado donde el terrorismo sacudió con toda su fiereza tres barrios de Madrid, decidí cambiar de protagonista, esta vez no será una sola mujer la que ocupará este espacio, si no casi un centenar de mujeres que murieron trágicamente el 11 de Marzo y alguna mas en días posteriores, mujeres que no han dejado huella por sus obras, ni por sus logros en ningún campo artístico ni científico, si no por la huella que ha dejado tan profunda en nuestros corazones, donde la pena y el dolor es un sentimiento común. Para que nunca olvidemos que estas muertes han sido inútiles porque ninguna clase de terrorismo atiende a la razón, estos terroristas su único deseo es destruir vidas sin importarles cuantas sin pensar que son madres o hijas, dejar familias destrozadas, ellos solo tienen sed de venganza, una venganza enfermiza.

Vivo a poco mas de 100 metros de la estación de Renfe del Pozo del Tío Raimundo, la mayor parte de ustedes no saben dónde esta situado, aunque desde ese día tan trágico se ha dado a conocer de la forma mas triste que se pueda imaginar. He sentido lo que es el dolor en primera persona, en mi familia no ha habido ningún afectado, pero en el ambiente del barrio se nota la tragedia, la alegría del barrio ya no es la misma, este barrio siempre ha luchado junto como si de un solo vecino se tratara, y ese fatídico día así luchó contra el tiempo, sin medios, arrancando los bancos que tanto costó que el ayuntamiento nos pusiera para utilizarlos de improvisadas camillas, vecinos que desde ese día no son capaces de conciliar el sueño si no lo hacen ayudados de medicación, cerrar los ojos y revivir las escenas escabrosas, oír los gritos de ayuda que los afectados pedían, y sentir impotencia, sentirse inútiles al ver que esas vidas se escapaban entre sus manos y no saber que hacer para evitarlo, tragándose las lagrimas, aguantando el dolor de ver tanto horror a la misma vez que intentando sacar la máxima gente de ese amasijo de hierros y cuerpos destrozados, ir como autómatas de un lado a otro sin saber a donde acudir.

Solo en la estación del Pozo perdieron su vida 26 mujeres, alguna más ha muerto después de luchar varios días entre la vida y la muerte, perdiendo la batalla de la vida. Madres, hermanas, hijas, esposas, novias, amigas y compañeras que eran totalmente anónimas, que aun seguirían siéndolo si unas bombas asesinas dirigidas a hacer el mayor numero de perdidas humanas posible, no les hubiera segado su vida y sus ilusiones, la mayoría dada su juventud no las dio tiempo a saber si algún día ocuparían un lugar en esta sección, harto imposible se hace ahora, entre todas ellas llama mi atención una niña, un bebé de apenas 7 meses que no la han dejado ni siquiera por ella misma comprobar como el mundo se mueve bajo sus pies ¿que mal ha hecho esta niña como para morir así? ¿que mal hicieron el resto de mujeres que han muerto junto a ella?

Esa pregunta me hago cada día, esa pregunta debemos hacérnosla todos, sobre todo quienes nos han metido en esta guerra absurda, dicen que a todos nos acompaña un ángel en nuestro ultimo viaje, este bebe es el ángel que ha acompañado a todas ellas, tendrá casi cien madres y hermanas que la cuidaran allá donde estén ahora, no tengas miedo pequeña, todas ellas velarán por ti. Hablar de una sola de ellas seria desmerecer a las demás, que más da como se llamen, Sandra, Eva, Miriam, Patricia, Esther, Mª. José, Marta, nombres extranjeros que nos cuesta pronunciarlos, pero que no dejan de ser una victima al igual que las demás, todas ellas son las abanderadas de la paz, de esa paz que alguien nos negó por su afán de protagonismo.

Nuestro mundo se está convirtiendo en un mundo lleno de odios, envidias y ansias de poder, y estas son las consecuencias de tantas masacres en varias partes del planeta, el 11 de Marzo nos tocó a nosotros, cualquier día podrá ser otro país, otra ciudad la que se vea sacudida con otros atentados en los que también morirán muchas mujeres, en los que al igual que ese día harán pagar con sangre una deuda que según los terroristas se ha adquirido por la incompetencia de algunos dirigentes. Nuestros corazones estarán eternamente heridos, tocados por la barbarie de una banda terrorista, Madrid ya no será el mismo, la nación entera tampoco lo será, hemos sufrido un duro golpe del que nos costara levantarnos, podremos aliviar el dolor, podremos olvidarnos durante el resto del año, pero el 11 de marzo será una fecha luctuosa en nuestros corazones, donde cada año uniremos nuestras voces para pedir paz, y que no vuelva a repetirse.

Debemos seguir adelante, la vida de todas estas mujeres servirá para conseguir un mundo más justo, un mundo mas lleno de solidaridad e intentar que la paz llegue a todos los rincones de este planeta. Los madrileños, Madrid se siente enormemente agradecido por la inmensa solidaridad recibida de cada rincón de este país, el grito unánime de «Madrid somos todos», ha calado hondo en nuestros corazones, España entera es un clamor pidiendo justicia para ellas, no queriendo ni un solo momento olvidar que nos han metido en este circulo de horror y muerte estando totalmente en desacuerdo con una guerra sangrienta e injusta. No quiero terminar este pequeño homenaje sin mandar un fuerte abrazo a cada uno de los familiares de todas estas mujeres, a cada uno de los familiares del mas de un centenar de hombres compañeros de viaje en la tragedia, y a cada uno de los cientos de heridos que cada vez que se miren el espejo verán la huella que ha dejado ese día en sus propias carnes.

Descansen en paz, no os olvidaremos nunca.

Los niños que se mueren2017-01-12T19:23:25+01:00

Los niños que se mueren

pueden decidir entre saltar durante el día sobre camas de hormigón dulce o comerse las sábanas muy lento, con los ojos cerrados y felices.
El privilegio de la franela, dos centésimas de miedo para que suelten su mano:

por la avenida se agarran de la punta de mis dedos, mordiéndome, mamá.

Ya no tengo piernas y canto muy bajito, buscando un lugar cerca de mi padre,

así que ellos me hacen compañía antes de llegar a casa.

Qué bondad en el vestíbulo: tan blandita que no puedo morir.

Tengo amigos sin sueño ni pijama. Huelen a víspera de festivo, y convierten los termómetros en música de cámara, suave y abrazo, como los pasos de

los niños que se mueren.

Las otras víctimas del 11M2017-01-12T19:23:33+01:00

Las víctimas del 11-M somos muchos. No sólo los que fallecieron (la mujer de mi vecino, el hijo de mi portero), a los que tanto echamos de menos. También hay víctimas que sobrevivieron al infierno, muchas de ellas todavía en hospitales, y luego están las otras víctimas. Mi hijo de 15 años y sus cinco amigos iban en el vagón de la bomba; son las víctimas que ya no lo son.

Uno de ellos tiene cataratas, otro ha perdido la movilidad de un brazo, a todos les tienen que operar para reconstruirles los tímpanos, mi hijo tiene cicatrices y todos están tristes y sufren pesadillas por las noches. Oímos del apoyo a las víctimas, de la recaudación de filas cero, de aportaciones económicas de toda índole y cada día que pasa nos encontramos más sorprendidos, vamos dando palos de ciego, de ventanilla en ventanilla, de institución en institución, sin que nadie nos indique ni ayude. Qué tenemos que hacer, adónde tenemos que acudir, no sólo para percibir las ayudas a las que nuestros hijos tienen derecho y que en el nombre de las víctimas todo el mundo está recaudando, sino ese apoyo, ese calor, que perdemos en los jornadas maratonianas de las consultas externas del hospital, en las curas, en las operaciones, en intentar como buenamente sabemos levantar la moral y el ánimo de nuestros hijos, en no saber qué hacer cuando lloran asustados, en ayudarles a vivir con la alegría que a sus 15 años deberían tener.

Ese apoyo, esa información que nadie nos ofrece, esa atención pormenorizada, esa ayuda que no tiene por qué ser económica; ni el Ministerio del Interior, ni la Asociación de Víctimas del Terrorismo, ni la Comunidad de Madrid, en fin, tantos y tantos estamentos públicos y privados que en su momento tanto divulgaron su ofrecimiento y de los que ni tan siquiera hemos recibido una llamada. Tan sólo tres meses después, somos simplemente las otras víctimas, como mucho noticias en la hemeroteca.

La madre triste2017-01-12T19:25:06+01:00

Una guerra cruel había devastado el país dejándolo sin recursos y muriendo parte de sus habitantes, entre ellos, el joven Salik. Su madre, Malina, había vivido toda su vida pendiente de él, y esperaba con ilusión cuidar un día de los nietos de su hijo. Pero la guerra se lo llevó.

Desde aquel día, Malina, no pudo hacer nada, se pasaba los días en la cama llorando la muerte de su hijo.

La guerra terminó y los habitantes de aquel país retomaron sus vidas. La vieja tahona siguió fabricando el pan a diario con la misma exactitud, el almendro floreció a la llegada de la primavera, los mirlos volvieron al nido a criar a sus polluelos, y los vecinos de Malina, tuvieron un nuevo y precioso bebé. Todo esto sucedía mientras Malina seguía postrada en su cama.

Un día, Malina decidió salir de su casa, y comenzó a cuidar su pequeño jardín, y al regar el almendro entre las flores vio el rostro de Salik que le sonreía. Dio de comer al pequeño mirlo, y en el nido vio otra vez la sonrisa de Salik. Se acercó a visitar al nuevo bebé de sus vecinos y este le devolvió de nuevo la sonrisa de Salik. Al atardecer, el rostro de Salik nunca se había ido sino que seguía con ella dentro de su corazón, y le encontraba en los pequeños actos de su vida.

Salik se alegraba si veía a su madre feliz.

Desde entonces, Malina, nunca más volvió a estar triste, porque sabía que Salik siempre estaría con ella, y como todos los habitantes de su país trabajo duro para reconstruirlo. Allí vivió muchos años y os puedo decir que fue muy feliz.

Esto pasó hace mucho tiempo, y en aquel país nunca más hubo guerra, por eso sus habitantes le cambiaron el nombre y le llamaron: Paz.

Jorge, 22 años llenos de ilusiones2017-01-12T19:25:12+01:00

Ahora en uno de los muchos momentos de gran tristeza, con los que hemos de aprender a vivir sin ti, te recuerdo dormido el día que te di el adiós que nunca me imaginé habría de darte y tu la despedida que te obligaron a hacer y que estoy seguro estarás todavía enfadado por la manera que tuviste que preparar tu marcha hacia la eternidad, pero ten seguro que tu partida, como todas las cosas importantes que hacías, servirá y contribuirá a que toda tu familia y la multitud de amigos que has dejado, pensemos un poquito más en las cosas verdaderamente importantes y que con tu marcha aprendamos a amar esa paz y esa libertad, que tanto buscamos y necesitamos como el aire para poder vivir.

Habías pintado tu habitación de azul y pusiste en lo alto unas estrellas, ahora se que lo hiciste para cuando despertabas y abrías tus ojos, iniciar uno de tus muchos sueños que te hacían vivir con esa pasión y firmeza.

Estoy seguro que allá donde estés estarás haciendo felices a todos los que ya te habrán conocido y los tendrás a tu alrededor como hacías aquí, me imagino que serás el nuevo jefe de mantenimiento y por eso ya no nos faltará la luz para seguir ese camino, que se nos hace tan difícil sin tu presencia.

Aunque hemos quedado huérfanos de ti, nos has dejado el mayor de tus tesoros, tus sentimientos, tu amor a los tuyos, tus lágrimas que siempre se dejaban ver aún en los momentos de mayor felicidad, tu sonrisa tan acogedora y tus ojos que transmitían al mirarte esa bondad que tanto necesitamos constantemente.

Cuídanos a todos desde donde estés y sobre todo a tu madre que tanto lo necesita, aunque se que ya nos estás dando fuerzas, por cierto, estoy seguro que ya habrás conocido a mi padre, y comprobarás que era verdad todo lo que te hablaba de él, de lo buen hombre que era, seguramente ya os habréis hecho amigos inseparables y el ya estará presumiendo de ti.

Bueno jorgillo, te digo lo mismo que decía aquí, cuídate, y sigue queriéndonos a todos mucho, no te vamos a olvidar nunca y siempre estarás con nosotros.

Ir a Arriba