Me resigno a ser mayor,
a pensar que hay tanta gente
que pasado el siglo XX
muere y mata por ideas
que no pueden defender.
Mi patria es la bandera
que con nombre de Mujer
ondea en el corazón.

Aquel jueves de matanza
yo viajaba en el vagón
de aquel tren de Cercanías
que llevaba cada día
mi Futuro y tu Esperanza,
tu rutina y mi Ilusión.

Empezaba bien el día,
el Madrid ganaba al Bayer,
pero inquieta en el andén
tu esperabas a ese tren
que nunca llegó a Entrevías
y yo ya llegaba tarde.

Me gustaba despertar
con el hechizo sonoro
que del tren se desprendía
mientras alguien repetía
por el hilo musical:
«Próxima estación: El Pozo».

No recuerdo nada más.
Solo sé que en el vagón
de aquel tren de Cercanías
mi Vida se despedía
de este mundo al que jamás
entendí ni me entendió.

No recuerdo nada más.
Solo sé que aquel vagón
de aquel tren de Cercanías
se llevaba mi Alegría,
mis ganas de llorar,
la cabeza, el corazón,

la Pasión y la Ansiedad,
la Mentira y la Verdad,

los milagros, las postales,
los pecados capitales,

las estrellas, los colores,
el aroma de las flores,

los recuerdos, la Poesía,
los fracasos, la ironía,

el Olvido y la Memoria,
el querer hacer historia,

las arcadas y las flemas,
el final de este poema.

Sólo quiero que alguien lleve
mi mensaje a la estación
donde espera un corazón
a que yo algún día llegue.