Florecieron las rosas
antes que abril llegara;
florecieron mil rosas
sobre la larga rama;
la rama, dura y fría;
la mañana, temprana;
la rama dura y fría
de acero y catenaria.

Estallaron las rosas,
temblorosas y amargas;
estallaron las rosas,
y sus pétalos grana,
veloces como rayos.
Se extendían y manchaban:
y manchaban los cuerpos,
y manchaban la rama,
y manchaban las manos
de quienes los tocaban;
y lo manchaban todo,
y llagaban las almas;
y su grana fluyente
hería las miradas.

Bien tengan los que curan;
los que extraen de la rama,
con riesgo de su vida,
las rosas destrozadas.
Bien tenga quien transporta;
quien salta la muralla
para prestar ayuda;
quien, desde sus ventanas,
manda velo y abrigo,
cuando arroja sus mantas.
Bien tenga quien anima,
quien regala su savia.

¡Mal haya el asesino!
¡Mal haya quien lo manda!
¡Mal haya quien propicia
semejantes matanzas!
¡Malditos terrorismos
de ideologías nefastas,
que usan feroz violencia
en vez de la palabra!

Estallaron las rosas
en aquella mañana;
nos hirieron a todos,
nos rasgaron el alma.
Toda España fue un duelo,
y gritó toda España
con sepulcral silencio.

Florecieron las rosas
antes que abril llegara,
en una rama dura
de acero y catenaria.