11-M 2017 En la estación de Santa Eugenia

En este día, mi primer recuerdo es para las víctimas del 11 de marzo de 2004, para los asesinados, para los familiares, amigos y compañeros. Por extensión, un recuerdo para todas las víctimas de terrorismo. Un recuerdo también para las instituciones, profesionales y voluntarios que, enfrentándose al horror, actuaron con coraje y generosidad. Un recuerdo también a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado por su valiente y decidida actuación en aquellos momentos tan complicados.

Suele ocurrir que las conmemoraciones y los actos IN MEMORIAM cobran mayor relevancia cuando llegan fechas redondas: a los 10 años, a los 25 años, a los 50 años… Hoy son 13 años, un número “no redondo”, pero que, en mi opinión marca un momento en el que necesario destacar datos y hechos importantes.

Se han aportado algunos datos significativos referidos a la situación de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004, de su situación laboral y social, similar a la de otros muchos trabajadores y trabajadoras pero con el añadido doloroso de los atentados terroristas, situaciones agravadas con el paso del tiempo. Por ejemplo: Una persona que sufrió aquel día una lesión auditiva, con el correr de los años, ha visto agravada esa lesión. Y así con muchas lesiones de carácter físico.

Las secuelas psicológicas también son proclives al agravamiento o a las recaídas en momentos determinados. Por ejemplo, cuando se producen atentados o cuando se manipulan las noticias relacionadas con el 11-M para provocar la confusión y la intoxicación, o cuando se producen excarcelamientos o licenciamientos definitivos de los terroristas en prisión y de los que tenemos que saber en qué situación quedan, si son expulsados a sus países de origen los de procedencia extranjera, o si pueden retornar de nuevo a España -no ya sólo por la seguridad de las víctimas sino también por la seguridad del conjunto de la sociedad-, para lo que es necesario el trabajo conjunto de los diferentes Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como el de las diferentes instancias judiciales, que cuentan con nuestro apoyo y solidaridad.

Decía al principio que en esta decimotercera  conmemoración de los atentados del terrorismo yihadista del 11 de marzo de 2004 hay datos y hechos que conviene resaltar. Y hemos expuesto algunos datos significativos de la situación de las víctimas. Y un dato que conviene resaltar es que trece años van siendo ya un tiempo suficiente para la construcción del relato de forma objetiva de lo ocurrido antes, durante y después de aquel día.

Cuando se conmemoren en esas grandes cifras redondas de los 50 o los 100 años de los atentados del 11-M, muchos de nosotros ya no estaremos aquí para contarlo. Por eso la importancia de empezar ya con la construcción del relato, de la Memoria, de la Memoria Histórica del 11-M.

Digo Memoria Histórica, porque la sola memoria no es suficiente. Podemos tener memoria, recordar la fecha y los lugares, pero sin más. Algunos puede que digan: Ah! sí, me acuerdo, si no me falla la memoria, que aquel día hubo un suceso en Madrid, explosionaron unos trenes… Decir Memoria Histórica significa encuadrar los atentados del terrorismo yihadista en un momento histórico, en un momento de la intervención española en la guerra de Irak, en un momento de luchas de intereses geopolíticos y económicos, en un momento de fundamentalismos religiosos capaces de sembrar el terror invocando a sus dioses.

En una reciente visita que realicé al Museo del Ferrocarril, en un mural de la exposición 75 Años de Renfe, uno de los carteles decía: “En la mañana del 11 de marzo de 2004 varias explosiones de bombas provocan casi dos centenares de muertos en los trenes de cercanías de Madrid”. A cualquiera que visite el Museo, a niños de escuelas o institutos, a jóvenes que ahora estén en la Universidad, este cartel no le informa ni le forma de la realidad de lo ocurrido. Escribí a la dirección del museo expresándole mi disconformidad con ese relato. Como es un museo de trenes le preguntaba: ¿fueron bombas de agua?, ¿bombas de aceite?, ¿bombas de vacío?, ¿bombas de vapor…? ¿Por qué no poner en el panel que fueron bombas colocadas por terroristas yihadistas? ¿Por qué no explicarle a la gente lo ocurrido aunque sea de forma breve? Tengo que decir que la respuesta que tuve fue bastante correcta y de agradecer, y al menos para mí, indicadora de cómo se pueden hacer las cosas en el futuro. La respuesta fue: “La muestra está a punto de finalizar por lo que ya no nos es posible hacer ninguna modificación en los paneles, pero tendremos muy en cuenta sus observaciones en la redacción de futuros textos sobre los atentados del 11-M. Estamos a su disposición en la Biblioteca Ferroviaria si desean contactar con nosotros para cualquier cuestión”.

Casos como este del Museo Ferroviario los ha habido y los sigue habiendo, pero… ¡atentos!, no son lo peor, porque al menos citan al 11-M. Porque es que los hay que ni siquiera lo citan, que lo olvidan, que lo ningunean. Recientemente estuve en una Jornada sobre Terrorismo de gente importante, de la que –como yo digo- sabe, incluso gentes integrantes de Cuerpos Y Fuerzas de Seguridad del Estado. Uno de los que expuso una ponencia, saltó de los atentados del 11-S en EEUU a los atentados de Francia sin mencionar el 11-M. Después de su intervención, pedí la palabra para expresarle mi disconformidad con el olvido que hacía del 11-M. La respuesta más o menos fue que “todos los días cuando iba a trabajar y entraba en su despacho tenía presente el 11-M”. ¿Entonces cómo es posible saltar del 11-S a Francia sin nombrar el 11-M? ¿Qué problema hay? A mí no me parecen olvidos casuales e inocentes ¿Es quizá por un falso pudor?, ¿es acaso un sentimiento de vergüenza y culpabilidad porque no se hicieron bien las cosas previas al 11 de marzo y mejor cuando menos se hable del 11-M para no tener que dar explicaciones?

Esto que os he contado me ha pasado en más de una ocasión en la que he asistido a encuentros para hablar del terrorismo. Y yo digo que no ha de ser así, que hay que hablar del 11-M, para contar lo que pasó y también para evitar que vuelva a ocurrir. Y esto exige también una gran dosis de humildad. En los discursos de primeros de este año hemos podido escuchar frases –en referencia fundamentalmente a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado– como la siguiente: “Debemos aprovechar el conocimiento y la amplia experiencia que tenéis y que tan buenos resultados ha dado en la lucha contra el terrorismo”. Es necesaria la humildad para reconocer que no han sido el éxito, que ha sido el gran fracaso en la lucha contra el terrorismo yihadista (o sea los atentados del 11-M) lo que ha propiciado que, por decirlo de forma coloquial, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se pusieran las pilas.

Por todo esto que he señalado, es necesario construir el relato y que en los libros de las escuelas, institutos y universidades se abra paso a la Memoria Histórica del 11-M. En la que, por ejemplo:

Quede constancia de lo dicho por FAES (la fundación que al día de hoy preside José María Aznar, el que fuera presidente del Gobierno el día de los atentados) dijo a principios de 2003: “Cabe esperar el recrudecimiento de la amenaza terrorista si es que se produce la guerra contra Irak, una amenaza que afectará principalmente a los países que participen en ella”.

En la que quede constancia de que el 18 octubre 2003, Bin Laden amenaza con nuevos atentados contra los países que ocupan Irak, entre ellos a España.

En la que quede constancia de que el 29 de noviembre de 2003, son asesinados siete agente del CNI en Irak.

En la que también quede constancia de lo escrito por José María Aznar en su libro OCHO AÑOS DE GOBIERNO: «…Debo reconocer, sin embargo, que tal vez la opinión pública española no era lo suficientemente consciente, hasta el 11 de marzo, del alcance de la amenaza del terrorismo islámico, o por lo menos no tanto como lo ha sido de la amenaza del terrorismo de ETA. Sí es así, el Gobierno tiene sin duda una responsabilidad que asumir. Quizás los propios éxitos conseguidos en la lucha contra ETA en los últimos años nos han llevado a bajar la guardia ante la amenaza fundamentalista…  …El 11 de septiembre y las investigaciones que se han realizado desde entonces demuestran que las redes del terrorismo fundamentalista islámico están extendidas por todo el mundo, y también por Europa y por nuestro país. En algunos casos hemos sido capaces de detectar sus movimientos a tiempo. El 11 de marzo, desgraciadamente, no supimos hacerlo… [A esto me refería yo cuanto antes hablaba de la necesaria la humildad. Hablemos de los éxitos, sí, pero seamos humildes y tengamos en cuenta el gran fracaso que supuso el 11-M].

Esto que he citado lo escribe Aznar sólo dos meses después del 11 de marzo de 2004. Yo me pregunto cómo es posible que con esto que dice, haya podido dar pábulo al surgimiento de las teorías negacionistas del 11-M, a tantas falacias y manipulaciones en torno al 11-M, que a su vez provocan tanto dolor añadido a víctimas del 11-M. Y en cuanto a lo que dice de que “Sí es así, el Gobierno tiene sin duda una responsabilidad que asumir”, todavía está por ver cuál es la responsabilidad que ha asumido, todavía está por ver que haya pedido perdón por la gestión realizada.

Algunos podrán decir… pero a qué viene después de que han pasado ya 13 años. Y mi respuesta es, ¿no vamos a construir el relato?, ¿no vamos a trabajar la Memoria Histórica del 11-M? Pues esto forma también parte del relato. Es más, el pasado año, tan cerca el año pasado, en el mes de julio, se publicó el Informe Chilcot, el informe oficial británico que deja claro que se invadió Irak sabiendo que no había armas de destrucción masiva; el informe que deja claro que Bush, Blair y Aznar declararon la guerra a Hussein sin agotar la vía de la ONU; el informe que ha llevado a Blair a pedir disculpas sobre la guerra de IraK; el informe que Aznar elude comentar.

Para terminar, no quiero centrarme sólo en los hechos pasados. La Memoria Histórica del 11-M tiene sentido si además de no olvidar el pasado, también se proyecta hacia el futuro. La existencia del terrorismo yihadista ha de llevar al Estado de Derecho a dar respuestas desde diferentes ángulos. Las víctimas del 11-M solamente podemos darlas desde nuestra cultura de trabajo y de paz, desde nuestro rotundo NO a las guerras y NO al terrorismo. Somos conscientes de que además de las respuestas de las diferentes instituciones del Estado, nosotros tenemos que realizar un trabajo de prevención, un trabajo educativo que aleje a niños, jóvenes y adultos de las proclamas del terrorismo yihadista, un trabajo de concienciación que oriente la vida de niños, jóvenes y adultos hacia una plena integración social alejada de la violencia y el terror. Y eso exige la tarea no sólo de las víctimas, sino de todos los estamentos de la sociedad.