Alta la cabeza,
alta,digna y firme la actitud,
y el nudo de mi garganta
impregnado de tu luzya deja pasar la calma.

Alta la voz, atronando,
nuestra verdad no se acalla
ni en enmudecido llanto,
ni con mentiras canallas,
alta, pero no gritando.

Alta la entereza, alta,
imparable y suave el paso,
nuestras manos hilvanadas,
llevo cosido tu abrazo
en el reborde del alma.

Alta la sonrisa, y amplia,
serena, verde y azul,
antídoto de la infamia,
rebosante de inquietud,
tersa de besos, de lágrimas.

Alta la vista, en mañana,
sobre el hombro la memoria
sabia, dolorida y cana,
que cambie el paso a la historia,
y le dé voz a quien falta.

Alta la mirada, alta,
compartimos las estrellas,
refulgentes y cercanas,
por nosotros y por ellas
vamos sembrando esperanza.