Una lágrima para un ausente,
que despareció por culpa de un insolente,
cuya vida voló en un segundo,
como ave que huyó de un estruendo.
Esta poesía, no es cortesía,
es un sentimiento de ira, no de mentira,
192 personas murieron,
192 buenas almas se las llevó el Señor.
Algo que cada vez que oímos es más estremecedor,
niños sin padres,
niñas sin madres,
padres sin hijos,
madres sin hijas,
parejas rotas.
Todos sufrimos ese temblor,
que hizo que toda España
sufriera el dolor.
Una lágrima para un ausente,
cuyo dolor sufrimos todos en nuestros corazones,
cuando se rompieron nuestros sentimientos y emociones.