Yo también quiero poder escribir los versos más tristes esta noche, pero hoy los versos caen afilados en el alma. Aun escuecen las heridas a pesar del tiempo, que según dicen, todo lo cura. Anoto esto en silencio, mucho silencio, hoy no puede ser de otra manera. No haré nada durante este día más que callar. Cualquier otro sería idóneo para escribir versos tristes menos hoy. Hoy no. No. Y siguen doliendo los aniversarios. Ni siquiera es jueves, sino sábado. Porque debieron haber eliminado el día de hoy de todos los calendarios, y que el 11 de marzo fuese solo un producto de nuestra memoria.

Por la urbe transita la desilusión, pasos sin rumbo, miradas perdidas, ilusiones rotas. El gris del cemento se funde con el plomo del cielo y el frío de la tarde con el de la muerte. Mil imágenes repetidas golpean mi coherencia. Las certezas caen, ruedan por las baldosas rotas, el gigantesco pie de la realidad las pisa, las hace añicos.

Camino sin rumbo cierto, deslizo mi última mirada al horizonte pero ya no existe. No hay nadie, todos se fueron, sólo queda el aire enrarecido de una ciudad que ya no existe; capital fantasma, país en pena, miles de recuerdos. Y yo, la de entonces, no soy la misma.