Dados los acontecimientos del mes pasado donde el terrorismo sacudió con toda su fiereza tres barrios de Madrid, decidí cambiar de protagonista, esta vez no será una sola mujer la que ocupará este espacio, si no casi un centenar de mujeres que murieron trágicamente el 11 de Marzo y alguna mas en días posteriores, mujeres que no han dejado huella por sus obras, ni por sus logros en ningún campo artístico ni científico, si no por la huella que ha dejado tan profunda en nuestros corazones, donde la pena y el dolor es un sentimiento común. Para que nunca olvidemos que estas muertes han sido inútiles porque ninguna clase de terrorismo atiende a la razón, estos terroristas su único deseo es destruir vidas sin importarles cuantas sin pensar que son madres o hijas, dejar familias destrozadas, ellos solo tienen sed de venganza, una venganza enfermiza.
Vivo a poco mas de 100 metros de la estación de Renfe del Pozo del Tío Raimundo, la mayor parte de ustedes no saben dónde esta situado, aunque desde ese día tan trágico se ha dado a conocer de la forma mas triste que se pueda imaginar. He sentido lo que es el dolor en primera persona, en mi familia no ha habido ningún afectado, pero en el ambiente del barrio se nota la tragedia, la alegría del barrio ya no es la misma, este barrio siempre ha luchado junto como si de un solo vecino se tratara, y ese fatídico día así luchó contra el tiempo, sin medios, arrancando los bancos que tanto costó que el ayuntamiento nos pusiera para utilizarlos de improvisadas camillas, vecinos que desde ese día no son capaces de conciliar el sueño si no lo hacen ayudados de medicación, cerrar los ojos y revivir las escenas escabrosas, oír los gritos de ayuda que los afectados pedían, y sentir impotencia, sentirse inútiles al ver que esas vidas se escapaban entre sus manos y no saber que hacer para evitarlo, tragándose las lagrimas, aguantando el dolor de ver tanto horror a la misma vez que intentando sacar la máxima gente de ese amasijo de hierros y cuerpos destrozados, ir como autómatas de un lado a otro sin saber a donde acudir.
Solo en la estación del Pozo perdieron su vida 26 mujeres, alguna más ha muerto después de luchar varios días entre la vida y la muerte, perdiendo la batalla de la vida. Madres, hermanas, hijas, esposas, novias, amigas y compañeras que eran totalmente anónimas, que aun seguirían siéndolo si unas bombas asesinas dirigidas a hacer el mayor numero de perdidas humanas posible, no les hubiera segado su vida y sus ilusiones, la mayoría dada su juventud no las dio tiempo a saber si algún día ocuparían un lugar en esta sección, harto imposible se hace ahora, entre todas ellas llama mi atención una niña, un bebé de apenas 7 meses que no la han dejado ni siquiera por ella misma comprobar como el mundo se mueve bajo sus pies ¿que mal ha hecho esta niña como para morir así? ¿que mal hicieron el resto de mujeres que han muerto junto a ella?
Esa pregunta me hago cada día, esa pregunta debemos hacérnosla todos, sobre todo quienes nos han metido en esta guerra absurda, dicen que a todos nos acompaña un ángel en nuestro ultimo viaje, este bebe es el ángel que ha acompañado a todas ellas, tendrá casi cien madres y hermanas que la cuidaran allá donde estén ahora, no tengas miedo pequeña, todas ellas velarán por ti. Hablar de una sola de ellas seria desmerecer a las demás, que más da como se llamen, Sandra, Eva, Miriam, Patricia, Esther, Mª. José, Marta, nombres extranjeros que nos cuesta pronunciarlos, pero que no dejan de ser una victima al igual que las demás, todas ellas son las abanderadas de la paz, de esa paz que alguien nos negó por su afán de protagonismo.
Nuestro mundo se está convirtiendo en un mundo lleno de odios, envidias y ansias de poder, y estas son las consecuencias de tantas masacres en varias partes del planeta, el 11 de Marzo nos tocó a nosotros, cualquier día podrá ser otro país, otra ciudad la que se vea sacudida con otros atentados en los que también morirán muchas mujeres, en los que al igual que ese día harán pagar con sangre una deuda que según los terroristas se ha adquirido por la incompetencia de algunos dirigentes. Nuestros corazones estarán eternamente heridos, tocados por la barbarie de una banda terrorista, Madrid ya no será el mismo, la nación entera tampoco lo será, hemos sufrido un duro golpe del que nos costara levantarnos, podremos aliviar el dolor, podremos olvidarnos durante el resto del año, pero el 11 de marzo será una fecha luctuosa en nuestros corazones, donde cada año uniremos nuestras voces para pedir paz, y que no vuelva a repetirse.
Debemos seguir adelante, la vida de todas estas mujeres servirá para conseguir un mundo más justo, un mundo mas lleno de solidaridad e intentar que la paz llegue a todos los rincones de este planeta. Los madrileños, Madrid se siente enormemente agradecido por la inmensa solidaridad recibida de cada rincón de este país, el grito unánime de «Madrid somos todos», ha calado hondo en nuestros corazones, España entera es un clamor pidiendo justicia para ellas, no queriendo ni un solo momento olvidar que nos han metido en este circulo de horror y muerte estando totalmente en desacuerdo con una guerra sangrienta e injusta. No quiero terminar este pequeño homenaje sin mandar un fuerte abrazo a cada uno de los familiares de todas estas mujeres, a cada uno de los familiares del mas de un centenar de hombres compañeros de viaje en la tragedia, y a cada uno de los cientos de heridos que cada vez que se miren el espejo verán la huella que ha dejado ese día en sus propias carnes.
Descansen en paz, no os olvidaremos nunca.