La luna se ha olvidado de salir,
tanto dolor la ha enloquecido.
El cielo llora lágrimas de sangre,
las olas han dejado de hacer ruido,
el aire se ha quedado sordo y mudo.
El mundo entero te extraña perdido.

Nadie entiende esta despedida,
un silencio atroz grita este sinsentido,
el atronador silencio del lugar
me deja sordos los oídos.
Llegas oculto en un ataúd
de negro impecable conducido
todos en duelo y en una respiración común
esperamos que un milagro bíblico
nos devuelva a esta vida el sentido.

Y en esta dimensión inmaterial
de ese estado sobrenatural,
cuando el dolor ha vencido al sufrimiento
porque ya no es posible sufrir más,
el canto de un gorrión rompió el silencio
poniendo el quieto tiempo en movimiento
con su melodía sin igual.

Quiero ser creyente para soportar,
quiero creer que no te has ido,
quiero no querer creer no verte más,
no quiero perderte, amigo.

Quiero creer para soportar
quiero tu fuerza para volver a amar,
quiero el canto de ese pájaro en libertad.

Ese que osó, del duelo, romper el silencio sepulcral,
ese que en su atrevido gesto de libertad
me devolvió con su trinar la cordura,
ese que rescato mis fuerzas de la oscuridad,
ese que me salvó de la locura,
ese canto de gorrión eras tú, estoy segura.

A ti, canto de gorrión,
que con tu humilde canción
me devolviste a la vida,
a ti, con todas tus fuerzas,
por tu valiente canción,
te dedico con ilusión
vivir por la paz esta Vida.