Los mensajes no expiran como vosotros
quedan al aire como la música del violín
que serena el estruendo de aquel día.

En los llantos de las sirenas
se me iba el cuerpo tras los muertos
o la figura de ceniza en el tren roto.

No temáis la luz que llega con su hermoso aroma
hay un pueblo en el Estado
que levanta la cabeza y labra
en nombre vuestro.

Fue la tectónica del mal entonces
la impotencia el terror la ira
las tres malditas gracias.

Oh, Alá, padre bendito,
no permitas que olviden tu palabra
no nos hermanes más en fallecidos.

Y nos agachamos lentamente
ante el fuego del pueblo los sollozos de Irak
los vientres preñados que faltaron.

De aquí o de allí, civiles pagan la inconsciencia
del mismo monstruo en ambos lados
no temáis la luz que os aleja
del infinito seguir.

En nombre vuestro la música de los violines
las palabras en el cristal
las raíces hundidas para no decaer

a tres años cumplidos
voceamos: Alá
con gritos de aquí o allí
no nos hermanes más en fallecidos.