El pasado lunes 29 tuve la suerte de compartirlo con un grupo de personas que dieron una lección de dignidad en plena calle: madres, padres, hermanos y hermanas, tíos, abuelas, parejas, cuñados, . familiares en definitiva de víctimas de los atentados del 11M y personas heridas ese mismo día.

Estuvimos cerca de 12 horas, expresando y compartiendo nuestro dolor y nuestra indignación; dolor por el asesinato de personas amadas e indignación por la aparente falta de voluntad de algunos sectores de la sociedad y de algunos políticos de esclarecer lo ocurrido. Por esos dos motivos fundamentales, nos concentramos durante 12 horas ante el Congreso, en silencio. Hacía mucho frío, incluso llovió bastante, la autorización para poder aproximarnos a un lateral del Congreso tardó unas dos horas, nos pidieron la documentación y registraron nuestros nombres, pero eso no fue tan grave como la lamentable y patética actuación de un grupo de . no sé qué poner aquí, pero puedo describir al grupo: por la mañana, estas personas portaban banderas anticonstitucionales, las de España con el aguilucho, y coreaban consignas que yo interpreté como de extrema derecha por las numerosas alusiones al anterior régimen.

Sorprendentemente, no encontraron ningún impedimento para acceder a la zona de enfrente del Congreso (una zona en la que se nos había dicho que estaba prohibido manifestarse), ni vimos que se les requiriera documentación alguna. Estuvieron unas dos horas emitiendo eslóganes de apoyo al expresidente del Gobierno. Mientras, el grupo de personas afectadas por los atentados permanecía en silencio. No reaparecieron hasta las 6 de la tarde aproximadamente, aunque tal vez no fueran los mismos, pero esta vez con banderas constitucionales y banderas del PP, y también tuvieron derecho a un sitio de esos que están prohibidos frente a la puerta del Congreso. Si bien los eslóganes ya no hacían alusión al régimen perdido, sí se dirigían directamente al grupo que permanecía, aún en silencio, detrás de las vallas, bastante más alejados del edificio que ellos, es decir, los afectados. Lo que presencié aún me estremece de tristeza: en un tono festivo y dicharachero, el grupo que se identificaba como de seguidores del Sr.Aznar, danzaron, cantaron e insultaron a las madres, los padres, los hermanos y hermanas, las abuelas, . a los familiares en definitiva de personas que han sido asesinadas el 11 de marzo pasado, hace menos de 9 meses.

Les llamaron «asesinos», «terroristas», opinaron que «por qué no os mandan para Irak» . me cuesta repetir todo lo que escuché, porque me duele. Y yo no he perdido a nadie de mi familia. El grupo de afectados continuó en silencio, muchas personas llorando en silencio, si bien en dos o tres ocasiones una madre contestaba desde su desgarro y el grupito que la rodeaba la callaba con un «no respondas, no respondas, eso es lo que quieren», y la madre se callaba y les preguntaba a los que la rodeaban «pero por qué?». Yo también me pregunto por qué, aún tengo la imagen de las banderas ondeando alegremente, de las risas de ese grupo de personas que gritaban «Aznar amigo el pueblo está contigo» y acto seguido mirando en nuestra dirección «Meteos a los muertos por el culo», me pregunto qué puede estar pasando por sus escasas circunvalaciones cerebrales, por su cabeza vaya. Quiero pensar que al PP le haga reflexionar un mínimo el tener a gente así entre sus seguidores, sobre todo que esta gente también gritaba «no estamos todos, somos 10 millones» . Espero que no.

Quiero pensar también que si a cualquiera de esas personas la sentaran, en silencio, sola, frente a una de las madres que ha perdido, por ejemplo, a su hijo de 17 años, no sería capaz de aguantarle la mirada y terminaría pidiendo perdón por su pequeñez como ser humano. Quiero pensar eso. Prefiero pensar eso.

Y cuando el día 13 de diciembre esos seres con banderas se planten ante el Congreso para insultar al Sr.Zapatero, cómo van a reaccionar al ver al grupo de afectados, de nuevo en silencio, detrás de las vallas? Yo me imagino que se les cortocircuitará el cerebro, porque no encaja en el mensaje programado. a Pero ahí estarán, las madres, los padres, los hermanos y hermanas, las abuelas, . los familiares en definitiva, y los heridos, buscando una respuesta, un sentido, RESISTIENDO.