En nuestra Televisión,
una ola de viento fresco
emociona la ternura
de todos los sentimientos.
Nos habla una madre herida
– muy por fuera, muy por dentro –
por la «masacre» de su hijo,
hijo de Madrid ¡muy nuestro!
y desnuda su memoria
que es toda llanto y tormento.

Esta madre acongojada
– humanización del duelo –
queja de risas y vítores
de Tribunos poco serios,
más atentos a sus cosas
que a la sangre de los mueros…
esta madre acongojada
hace muy nuestro su duelo.

Olvidamos nuestro olvido
por su mucho sufrimiento
que, para mucho llorar,
visita nuestro Congreso.
¡No está para medallas
la madre con hijo muerto!
«¿No es un partido de futbol
la praxis del Parlamento?»

Y porque hay Democracia
podemos decir todo esto.
En libertad de expresión
mejoró nuestro Gobierno:
Por primerísima vez,
en nuestro noble Congreso,
se escucha la íntima voz
¡la voz crítica del Pueblo!
Una madre con dolor,
una madre sin sosiego,
con lágrimas apagadas
enciendo los pensamientos.
¡Veinte años cumpliría
su hijo, si no hubiera muerto!
Aunque vacía tu vida
la llena de amor por dentro.

Dice la madre con voz
quebrada y temple sereno:
«Gracias, solidaridad
de Madrid, el Pueblo nuestro,
a todos sus ciudadanos,
a sanitarios y médicos,
al Personal de Estación,
a policías y bombrtod
gracias a todos con todos,
total agradecimientos.
Gracias, gracias infitinitas,
a los ilesos viajeros,
que, ensangrentados y a rastras,
sacaron a heridos y muertos
de aquel laberinto de ayes
y de amasijo de hieros.
¡Gracias, gracias infinitas,
gracias, gracias, compañeros!

¡Días once, doce y trece,
amargura y sufrimiento,
de Hospital en Hospital
para encontrar nuestro deudos!
¡RELOJ DEL TIEMPO TE PARAS…
EL LLANTO DEVORA EL TIEMPO!
Es cómo una pesadilla
la espiral del sufrimiento…
lejos, cerca, alrededor
¡no tiene medida el duelo!

Y «qué pasó antes del once??»
(NOS PREGUNTA CON IMPERIO)
¡NO «DIMITIO» DE LA VIDA
ESE POBRE HIJO TAN MUERTO!
¡Más no dimiten políticos
por tan horrible suceso!
¡Resulta mucho más cómodo
politizar el evento!
Más que oficio, es la Política
luz y llaga del Gobierno…
¡y se pasan la «pelota»
con aplausos y pateos!
¿SON UN PARTIDO DE FUTBOL
LOS CIENTO NOVENTA Y DOS MUERTOS?
La sangre de nuestra sangre
es Congreso de Congresos…
¡La sangre, más que debate
es silencio de silencios!

En todos muere Madrid
y también en el Congreso.
Y más la Humanidad muere
por genocidio perverso;
la Cultura de la Vida
es el valor más inmenso.
Manjón, madre, te saludo;
Manjón, madre, te venero.
¿Cuántos hijos de Madrid
lloran con tu sentimiento?
Todo Madrid es una piña
alrededor de tu duelo.
¿Por qué, porque yo pregunto,
los Diputados del Pueblo
reprodujeron a debate
la tragedia de los muertos?
En toda la Democracia,
en el seno del Congreso,
el mejor discurso ha sido
el de una Madre del Pueblo.
En el Acta de Sesiones
esta madre es un monumento.
Has hablado, tú, por todos
¡una madre, un sentimiento!
Herida sin cicatriz
hiere por fuera y por dentro.
Es el vacío de un hijo,
un vacío todo lleno
de recuerdos amorosos
¡piel y corazón son huecos!
Y Madrid sufre contigo
el más sonoro silencio…

Cuando la tragedia se ha convertido en político juego, digo como Bécquer:
¡Dios mío, qué sólos se quedan los muertos!