Los trenes de cercanías
en su habitual recorrido
no llegan a su destino,
saltan de sus propias vías
porque un comando asesino
comete las villanías
de reventar el camino.

Ayer, desesperación,
hierros torcidos, metralla,
enorme consternación:
el sur de Madrid estalla.

¿Dónde vas, vil terrorista,
con tu mochila de la muerte
matando a gente inocente?

¿Dónde vas, cruel alimaña,
dónde vas con esa saña
que envenena tus entrañas?

La madre que te dio el ser,
lo mejor que debió hacer
es dejarte perecer.

No masacres a mi gente
trabajadora, inocente.
Ataca a tus dirigentes,
a esos magnates pudientes,
a tus amigos, parientes;
deja tranquila a mi gente.

Eres frágil de memoria,
te anclaste en la prehistoria:
y desconoces la historia.
La historia te contará
que el causante de tus males,
el que a ti daño te hará,
convive en tus propios lares.

Madrid, mi querido amigo
de mi España capital.
Siempre estaremos contigo
para bien o para mal.