Ahora en uno de los muchos momentos de gran tristeza, con los que hemos de aprender a vivir sin ti, te recuerdo dormido el día que te di el adiós que nunca me imaginé habría de darte y tu la despedida que te obligaron a hacer y que estoy seguro estarás todavía enfadado por la manera que tuviste que preparar tu marcha hacia la eternidad, pero ten seguro que tu partida, como todas las cosas importantes que hacías, servirá y contribuirá a que toda tu familia y la multitud de amigos que has dejado, pensemos un poquito más en las cosas verdaderamente importantes y que con tu marcha aprendamos a amar esa paz y esa libertad, que tanto buscamos y necesitamos como el aire para poder vivir.

Habías pintado tu habitación de azul y pusiste en lo alto unas estrellas, ahora se que lo hiciste para cuando despertabas y abrías tus ojos, iniciar uno de tus muchos sueños que te hacían vivir con esa pasión y firmeza.

Estoy seguro que allá donde estés estarás haciendo felices a todos los que ya te habrán conocido y los tendrás a tu alrededor como hacías aquí, me imagino que serás el nuevo jefe de mantenimiento y por eso ya no nos faltará la luz para seguir ese camino, que se nos hace tan difícil sin tu presencia.

Aunque hemos quedado huérfanos de ti, nos has dejado el mayor de tus tesoros, tus sentimientos, tu amor a los tuyos, tus lágrimas que siempre se dejaban ver aún en los momentos de mayor felicidad, tu sonrisa tan acogedora y tus ojos que transmitían al mirarte esa bondad que tanto necesitamos constantemente.

Cuídanos a todos desde donde estés y sobre todo a tu madre que tanto lo necesita, aunque se que ya nos estás dando fuerzas, por cierto, estoy seguro que ya habrás conocido a mi padre, y comprobarás que era verdad todo lo que te hablaba de él, de lo buen hombre que era, seguramente ya os habréis hecho amigos inseparables y el ya estará presumiendo de ti.

Bueno jorgillo, te digo lo mismo que decía aquí, cuídate, y sigue queriéndonos a todos mucho, no te vamos a olvidar nunca y siempre estarás con nosotros.